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martes, 23 de diciembre de 2014

Dos policías, los protagonistas del villancico "Campanas de Navidad"

Campanas de Navidad, el bambuco sanjuanero compuesto por el maestro Jorge Villamil en 1958 fue creado a partir de dos historias diferentes pero ocurridas el mismo día en Bogotá. 40 años después, el maestro contó cómo en sus primeros días en calidad de médico halló a los protagonistas que le sirvieron para componer una sentida melodía que muestra dos caras opuestas de la Navidad. Los personajes: un modesto policía y un alto oficial de esa institución.


   Escuche una de las primeras versiones de Campanas de Navidad 
en las voces de Garzón y Collazos.


Este villancico en ritmo de sanjuanero muestra las contradicciones de la Navidad. Por un lado, la tristeza de quienes padecen algún dolor del cuerpo o el alma y por otro, la actitud de quienes entienden la llegada del Niño Dios como un motivo para la opulencia.

Su composición comenzó la noche del 24 de diciembre de 1957 con una llamada al servicio de medicina domiciliaria de la Policía Nacional donde un joven médico, identificado internamente como Villamil Cordovez Jorge Augusto, cumplía su turno obligatorio como parte de los requisitos exigidos para obtener el título de médico cirujano de la Pontificia Universidad Javeriana. Al otro lado de la línea un agente de la institución le pidió con insistencia su visita hasta el deprimido sector de Los Laches, al suroccidente de Bogotá, para atender a un niño que pese a los medicamentos suministrados llevaba varias horas con fiebre muy alta, escalofríos, delirios, manchas rojas en la piel y debilidad.

Al llegar encontró al policía, su señora y al pequeño apiñados en una estrecha pieza de inquilinato en la que dormían, preparaban sus alimentos y a veces medio jugaban. Después examinó en un rudimentario camastro al niño y encontró un agudo cuadro de sarampión el cual decidió tratar con reposo total y medicamentos especiales recomendados para atacar la infección. El policía y su mujer, sorprendidos por la sencillez y la manera pedagógica como el médico les explicó la enfermedad, el tratamiento a seguir y las recomendaciones para evitar que la enfermedad se propagara a otros niños de la posada, le dieron las gracias y en señal de agradecimiento le brindaron una copa de vino de manzana y un par de galletas La Rosa conservadas en una caja de cartón. Por su parte, el interno quedó abrumado al comprobar que el vino criollo, las colaciones, un pesebre con figuras de caucho y la Novena de Aguinaldos de la madre María Ignacia, eran los bienes más preciados de aquella familia para celebrar la Nochebuena. No sobraban los regalos ni abundaban las tarjetas, pero en el niño y la pareja, el joven científico decía haber visto la humildad de la familia de Belén.


El cantante neivano Fernando Tafur también hizo 
una gran versión de este villancico sanjuanero.


De regreso, observó por la ventanilla de un viejo campero policial cómo las luces de bengala inundaban los cielos capitalinos, mientras en las emisoras sonaban sin cesar los alegres sones de Guillermo Buitrago y los nostálgicos villancicos del venezolano Oswaldo Oropeza. Ya en el consultorio pensó en su difunta madre, recordó a don Jorge en su lecho de moribundo, le pareció ver a sus hermanas y sobrinos abriendo costosos regalos en Neiva y por un momento creyó estar de nuevo en El Cedral en una de las fantásticas reuniones de familiares y amigos, con mucha música, trago y baile hasta la madrugada. La dura realidad lo llevó de nuevo a esa víspera navideña, allí junto a una camilla, vestido de blanco y a la espera de nuevos pacientes que no tardaron en requerir sus servicios.

Esta vez el panorama fue diferente porque tuvo que partir hacia el exclusivo barrio El Chicó, al norte de Bogotá, para atender el llamado urgente de un general de la Policía Nacional. El alto oficial, vestido de etiqueta, y su señora, con traje largo, lo recibieron cariacontecidos en la puerta para informarle que uno de sus niños también tenía fiebre, delirios, escalofrío y estaba muy decaído. Villamil, después de auscultarlo y dictaminar que el muchacho tenía un severo resfriado, formuló descongestionantes, antihistamínicos y analgésicos y le recomendó tomar mucha agua y reposo absoluto. 

Los padres se tranquilizaron con el diagnóstico y los consejos del médico a quien invitaron a conocer la casa y a tomar algo en un espléndido salón en el que parejas especialmente ataviadas para la ocasión tiraban paso al compás de la estridente música tropical que no permitía ninguna conversación.

Hacia 1976 la cantante Vicky popularizó otra versión, 
tipo balada, de la canción de Villamil.


Al tiempo que los esposos le hablaban de sus éxitos y de su familia modelo, el médico seguía pasmado con tanta ostentación: montañas de regalos de todos los tamaños, pinos navideños que rozaban el techo, muñecos escandinavos del tamaño de un gigante, ululantes trenes movidos con baterías, engominados banqueteros repartiendo cantidades pantagruélicas de caviar, jamones y quesos que se acompañaban con rebosantes copas de champaña francesa y whisky escocés.

«Eso me impresionó muchísimo ―confesaba el médico-compositor― porque en un mismo día encontré dos polos opuestos: primero, la condición del policía que vivía hacinado en una piecita muy humilde y, segundo, la opulencia del general en su mansión. Ese contraste tan impresionante sirvió de inspiración y me llevó con rapidez al consultorio para escribir la letra, precisamente cuando se vivía en todas partes el espíritu de la Navidad».

La primera grabación de Campanas de Navidad la hicieron Las Dominicas, cuatro religiosas cubanas que al ser expulsadas de su país se asilaron en Colombia donde promovieron programas de rehabilitación de niños oriundos de zonas campesinas. Uno de sus medios de financiación fue la grabación de elepés comerciales, tarea en la que recibieron el apoyo del empresario Simón Daro, dueño del sello musical Discos Daro, quien vio en ellas altas calidades artísticas y la posibilidad de apoyar una buena causa.

La Grandiosa, de Neiva, le dio un delicioso 
toque tropical a Campanas de Navidad.

Después de una primera producción exitosa en 1964, las monjas se arriesgaron de nuevo y en 1966 lanzaron Alegre voy... Cantan las Dominicas las nuevas canciones del Dr. Jorge Villamil en la que además de Campanas de Navidad, grabaron Lucero de la tarde, La hamaca, Señor de Monserrate, Alegre voy, Alas de plata, Llorando por amor, Sor Alegría; Noche de azahares, Playas de San Andrés, Los remansos y Espumas.

De este villancico de clara estirpe colombiana ―jamás de origen nicaragüense como lo escuchó el autor de esta nota en un canal latino de televisión en una noche de Navidad en Estados Unidos son muy conocidas las versiones de Vicky, Garzón y Collazos, la Orquesta La Grandiosa, Fernando Tafur y el dueto de los Hermanos Tejada.

Su letra es la siguiente:


Campanas de Navidad,
Campanas de Navidad.

Campanas de Navidad
que van sonando,
con sus alegres repiques
van anunciando ¡Noche de paz!

Campanas de Navidad,
campanas de Navidad.

Se escuchan ya
los cantares de Nochebuena
que invaden todos los campos,
todos los sitios de la ciudad.
Campanas de Navidad,
campanas de Navidad.

Son muchos los que se alegran
y olvidan penas
hay otros que se recuerdan
con su sonar.

Que nada tienen en esta vida,
que todo llega y todo se olvida
y entonces lloran en Navidad.

Que nada tienen en esta vida,
que todo llega y todo se olvida
y entonces lloran en Navidad.

Campanas de Navidad
con alegría sonad, sonad,
porque ha llegado el Mesías
para salvar a la humanidad.

Campanas de Navidad
con alegría sonad, sonad,
porque ha llegado el Mesías
para salvar a la humanidad.

Campanas de Navidad,
campanas de Navidad.

Campanas de Navidad
que van sonando,
con sus alegres repiques
van anunciando ¡Noche de paz!

Campanas de Navidad,
campanas de Navidad.

Se escuchan ya
los cantares de Nochebuena
que invaden todos los campos,
todos los sitios de la ciudad.

Campanas de Navidad,
campanas de Navidad.

Son muchos los que se alegran
y olvidan penas
hay otros que recuerdan
con su sonar.

Que nada tienen en esta vida,
que todo llega y todo se olvida
y entonces lloran en Navidad.

Que nada tienen en esta vida,
que todo llega y todo se olvida
y entonces lloran en Navidad.

Campanas de Navidad
con alegría sonad, sonad,
porque ha llegado el Mesías
para salvar a la humanidad.

Campanas de Navidad
con alegría sonad, sonad,
porque ha llegado el Mesías
para salvar a la humanidad.